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Estas estrategias están relacionadas con una forma particular de captura. Si bien nadie puede comprar abiertamente una institución reguladora, las élites pueden y compran medios (Stiglitz, 2017). A través de la propiedad o de las redes que se tejen entre medios y élites en las juntas directivas, se ejerce un veto sobre el contenido en temas que cuestionan las estructuras socio-económicas y los intereses de las élites (Davis, 2007), se reubican directores, editores y periodistas, y se influye sobre la agenda editorial del medio (Fairfield, 2015; Freedman, 2014; Waisbord & Segura, 2016). Estas estrategias están al alza en América Latina dada la reducción de los precios de tecnologías y la creación de medios digitales.

Son formas radicales a través de las cuáles se buscan silenciar a los medios. A través del uso de la fuerza física, la violencia o la intimidación, las élites buscan provocar un estado de conmoción. Estas estrategias son efectivas en el tanto reducen la rendición de cuentas y permiten la emergencia de fines no democráticos (Cottle et al., 2016). En América Latina, la debilidad institucional ha garantizado a las élites y al crimen organizado incentivos para usar estrategias violentas como un mecanismo efectivo de captura de medios dado los altos índices de impunidad (Cottle et al., 2016).

Estas estrategias se refieren a las acciones de las élites para influir en cómo la información es producida, contextualizada y distribuida. Las élites usan su mayor acceso a información, así como su conocimiento obtenido vía organizaciones empresariales, tanques de pensamiento, relaciones públicas o cabildeo para influir sobre el qué y el cómo se reporta (Fuchs, 2007). Las élites usan comunicados, visitas a los medios, organización de eventos, campañas publicitarias o películas para dar cuenta de sus visiones del mundo (Fuchs, 2007).

Estas estrategias están relacionadas con la capacidad de las élites de colocar dinero, legal o ilegalmente, en los medios para modificar o cambiar la producción y distribución de la información. Los medios tienden a estar más orientados a las élites pues estas les garantizan dinero de los anunciantes (Curran, 2002; Davis, 2007; Freedman, 2014). Las élites ejercen influencia sobre los medios al premiar con pauta publicitaria a medios que proveen una cobertura positiva sobre sus ideas o productos, mientras que penalizan a otros medios que son críticos (Curran, 2002). Además de bonos o premios publicitarios, las élites usan la transferencia de dinero para comprar las voluntades de dueños, directores y periodistas para influir en sus reportajes.