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¿Quién controla los avances en IA?

Realmente esta pregunta está mal formulada ya que está basada en una forma de ver el mundo derivada de paradigmas o teorías como el marxismo o el elitismo, las cuales no son necesariamente aplicables para entender la relación entre la inteligencia artificial y las élites. En primer lugar, el desarrollo y uso de la IA es muy disperso y no está en manos de un reducido número de empresas. Así como el ejercicio de la política recae en un reducido número de elegidos y la propiedad de los medios de producción en empresarios, el diseño de programas de IA no es controlada solo por un grupo cerrado o limitado de personas. Hay empresas líderes en IA, pero alrededor del mundo han emergido startups que han empleado IA para generar productos y servicios con un alto impacto. Por tanto, la IA no está controlada por una minoría. Su acceso y uso es mucho más abierto que los medios de producción industriales o los medios de comunicación de masas. La proliferación de lenguajes de programación como Python o modelos de lenguaje de IA como GPT-3 están al alcance de cualquier persona que desee usarlos.


En segundo lugar, no hay un solo camino en el desarrollo de la IA y no siempre está en manos privadas. Existen diferencias entre los países. En Rusia, el desarrollo de la IA se ha dejado en manos de un banco estatal. La principal empresa de tecnología en Rusia, Yandex, ha quedado relegada a un segundo plano en los esfuerzos nacionales de inteligencia artificial debido a su complicada relación con el Kremlin, y el conglomerado militar-industrial ruso, Rostec, se ha centrado en otras prioridades de alta tecnología y menos en la inteligencia artificial (Petrella et al., 2021). En cambio, en Estados Unidos y China, el gobierno coopera con el sector privado en la implementación de estrategias de uso y gestión de la IA. En conclusión, son necesarios nuevos marcos teóricos para entender la relación entre dos realidades de nuestro tiempo como la inteligencia artificial y las élites.