3.4 Interdependencias espaciales y perspectiva histórica
Los mecanismos de producción y reproducción de desigualdades multidimensionales se pueden dar entre diferentes espacios desde lo regional, lo nacional hasta lo global. Es decir, las relaciones se pueden constituir entre espacios distantes desde lo macro, meso a micro (global, regional, estatal, subnacional, local). En particular, varios investigadores han revelado “enredos globales” que subyacen a las desigualdades sociales actuales (Korzeniewicz y Moran 2009; Pieterse 2002; Boatcă 2015; Burawoy 2000). En esta perspectiva, las desigualdades sociales son el resultado de procesos que conectan a actores y espacios asimétricamente dotados en todo el mundo. Costa et al. (2017) las describen como "desigualdades globales interdependientes". Como señala Kreckel (2004), esta configuración específica de las desigualdades es frecuente: gran parte de las desigualdades sociales que afectan a los individuos o grupos de hoy en día se arraigan en estos enredos mundiales.
Los entrelazamientos entre espacios se convierten en la unidad analítica más adecuada para el estudio de desigualdades sociales cuando se cumplen al menos tres condiciones: 1) los mecanismos de producción de desigualdad involucran de manera determinante a actores que operan entre los diferentes espacios (empresas multinacionales, migrantes transnacionales); 2) las relaciones entre dos o más espacios distantes se producen sobre una base permanente (es decir, no se trata de vínculos casuales o transitorios); y 3) la conexión entre los espacios produce una considerable distribución desigual de costos y beneficios socio-económicos, políticos y ambientales.
La perspectiva histórica
Aparte de la necesidad de explorar los entrelazamientos transregionales y globales para entender las desigualdades locales, resaltan la utilidad de la perspectiva histórica global y el análisis de los legados post-coloniales como un paso indispensable para la comprensión de desigualdades presentes. Postulan que las desigualdades sociales actuales se basan en gran medida en relaciones desiguales que han evolucionado desde hace algún tiempo (Acemoglu y Robinson 2012, Bashi-Treidler y Boatcă 2016). Por ejemplo, en el caso de América Latina, las desigualdades sociales están arraigadas en la estructura institucional y las relaciones de poder instaladas por los colonialistas españoles, así como en las luchas redistributivas de las primeras repúblicas.